viernes, 12 de noviembre de 2010

continuación

Cuando ya estaban cerca del instituto y el zumo estaba por la mitad, los demás alumnos se les iban quedando mirando, mientras que Carlos solo tenía ojos para Áyax y ella para las tostadas, o eso parecía desde detrás de las gafas. Por lo demás ella le trató con normalidad, como si no hubiera ocurrido nada. Se entretuvieron en una librería comprando un libro y sonó la campana cuando todavía estaban a mas de cien metros de la escuela. A pesar de todo Áyax se negó a ir corriendo y llegaron un cuarto de hora tarde a clase de lengua.


- Llegan muy tarde señorita Donaire y señorito Candó.

- Lo sabemos. - dijo Áyax.

- Hemos tenido que parar a comprar un libro. - dijo Carlos.

- Bueno, da igual. Siéntense en su sitio, mas tarde hablaremos. Y señorita Donaire, tire ese zumo.

- Oh queda muy poco. ¿Nos lo podemos tomar antes de tirarlo?

- Por supuesto, pero rápido que la sintaxis no espera.

Áyax le dio un trago al zumo y el resto se lo dejó a Carlos. Oyeron murmullos de sorpresa al ver que habían venido juntos y que además compartían zumo. A Davina no le va a gustar nada pensó Áyax sonriendo para si. Se sentó al lado de Nítzida, que le había estado haciendo señas.

- Guau Áyax, has conseguido acercarte al bombón de Davina. Eres increíble.

- Hicimos algo mas que acercarnos.

- ¿CÓMOOO?

- ¡¡Chisst!!- le dijo Áyax y comenzó a narrarle casi todo lo ocurrido en la noche anterior.

Cuando acabó Nítzida tenía la boca abierta de par en par y la miraba impresionada.

- Jo…der… me muero de ganas por ver la cara que pondrá Davina cuando se entere de que le has quitado el novio.

- No le he quitado el novio. No quiero tener ninguna relación.

- Y entonces… ¿por qué lo has hecho?

- Muy sencillo, pura diversión. - dijo Áyax sonriendo.

- Pues prepárate, Davina se dará cuenta, además a Carlos se le nota el chupetón en el cuello.

- Yo no he… Ah eso… - dijo estirando el cuello para verlo mejor. - No es un chupetón, es un mordisco.

- ¿QUÉ?

- ¡¡Chisst!! - le volvió a decir Áyax encogiéndose.

- ¡Señoritas! Silencio por favor. Comprendo que no tengan el menor interés en los sintagmas, pero por favor guarden respeto hacia sus compañeros.

- Eh… Sí profesor Flecher, por supuesto. Perdónenos por la interrupción. - dijo Áyax sonriendo y llevándose una mano a la cabeza.

- Por lo menos es usted educada. me recuerda a una alumna que tuve hace unos veinticinco años. ¿Podría ser su madre?

- No, estoy en casa de unos amigos de mis padres, mi familia y yo… bueno, es la primera vez que he venido aquí en mi vida. - dijo Áyax perdiendo la sonrisa.

- Yo juraría que ya la conocía. En fin… volvamos a lo nuestro. El complemento directo de utiliza…

Treinta y cinco minutos después sonó el timbre y Ayax y Nítzida salieron rápido de clase para ir al baño a charlar. Cuando entraron había un par de chicas que las miraron con desdén y salieron apresuradamente entre cuchicheos.

- ¿Cuánto crees que tardara Davina en enterarse de lo de anoche?

- Pues yo diría que entrara por esa puerta en cinco, cuatro,…

Davina entró al baño empujando la puerta con tanta fuerza que casi la rompió al chocar contra atrás. Ayax miró a Nítzida y le dijo:

- Casi aciertas, tan solo ha habido un margen de tres segundos o así.

- ¿QUÉ COÑO TE CREES HIJA DE PUTA? - le gritó Davina.

Ayax soltó un suspiro, como dando a entender que era un caso perdido y salió del baño. Davina la siguió de cerca y una vez fuera continuó gritándole.

- ¿CREES QUE PUEDES VENIR AQUÍ Y ROBARME EL NOVIO ASÍ SIN MÁS?

- Davina, cierra la boca. Para empezar, yo no te he robado nada. Él vino voluntariamente, y mas que voluntariamente. Deberías pagarlas con el chico que te a puesto los cuernos, y no conmigo k simplemente he demostrado ser mejor que tú. Si no te gusta nada de esto, ya sabes donde esta la salida.

Hubo gente que estalló en carcajadas al ver humillada a la barbie del instituto, y otros simplemente sonrieron al ver que se había quedado sin palabras.

- Serás zorra… - susurró Davina y salió corriendo abriéndose paso a codazos.

- Al menos yo lo ago por gusto, puta. - respondió Ayax sin alterarse lo mas mínimo.

Davina se dio la vuelta y pareció que iba a añadir algo pero se lo pensó mejor y cerró la boca.

- Jake mate. - dijo Nítzida con algo parecido al orgullo pintado en su mirada.

- No, simplemente le he comido un alfil. - comentó Ayax permitiendo que un leve tonó de odio tiñera su voz.

Entraron a clase acechadas en todo momento por varios pares de ojos y en la entrada una chica de cabello castaño y ojos claros.

- ¿Podemos hablar un momento? - dijo dirigiéndose a Ayax.

- Por supuesto. Tu eres…

- Lizzy.

- Podría decirse que Davina y ellas son enemigas intimas. - susurró Nítzida.

- Entonces creo que nos llevaremos bien.

Se apartaron a una esquina alejada de la clase.

- ¿Qué tienes tú con Carlos?

Una chica directa, me gusta pensó Ayax antes de contestar.

- Ayer me acosté con él. - respondió sin mas preámbulos.

- Oh…

- Y no tengo mas con él. Davina me irritó y decidí que debía tomar un poco de su propia medicina. Carlos no es que me atraiga especialmente, estoy de acuerdo con las demas de que está bueno, pero no es mi tipo. Los mios son mas de voz suave, piel clara y algo escurridizos.

Sin darse cuenta se encontró pensando en el cantante de la noche anterior. De pronto tenia la vaga sensación de que había estado mirándola durante toda la noche. Pero, ¿Qué tenía eso de extraño? Todos se fijaban en ella al menos por un rato. Su mirada la perturbaba. Basta se dijo y volvió a la tierra, donde Lizzy estaba intentando captar su atención.

- Ayax, entonces, ¿No quieres nada con Carlos?

- ¿Por qué te interesa? En la cama es un fenómeno, pero no creo que hayas tenido tiempo de averiguar eso.

Lizzy se ruborizó considerablemente.

- No me has contestado. - dijo, eludiendo hábilmente la pregunta.

- No, no quiero nada. ¿Por qué te interesa?

- ¿Alguna vez has sentido que una persona esta hecha para estar junto a ti? ¿Que vuestras almas están predestinadas a estar juntas?

Sí, sí que había sentido eso una vez. No, para. No pienses en eso ahora se dijo.

- No, la verdad es que no creo que eso exista.

- Pues vete creyéndolo, por que tienes un buen ejemplar delante de ti.

- Me parece bien que le ames, pero sigo sin saber por qué.

En esos momentos sonó la campana y Lizzy se despidió de Ayax con una sonrisa.

- Meditaré sobre tu pregunta y algún día te contestaré.

Ayax sonrió a su vez. Y la siguió con la mirada hasta que Lizzy se situó junto a un chico que la miraba fijamente. Ya conocía esos ojos azules penetrantes. Era otra vez el dichoso cantante, que parecía tener la curiosa manía de aparecérsele una y otra vez. Ayax le mantuvo la mirada un segundo y después se retiró elegantemente, dedicándole a su vez un movimiento de pelo.

- ¿Qué te ha dicho? - le preguntó Nítzida con curiosidad.

- Esa chica está enamorada de Carlos. La verdad es que no sé qué ve en él, esta bueno y también es bueno en la cama, pero aparte de eso… se podría decir k su única neurona está de vacaciones.

- Yo tampoco lo entiendo.

Ayax miró a su alrededor, la profesora estaba tardando en llegar. Durante el siguiente cuarto de hora pilló en varias ocasiones al chico observándola.

- Ah demonios. - murmuró para si. - Nítzida, ¿tienes idea de cómo se llama el chico ese de pelo negro y ojos penetrantes?

- Se llama Alain. ¿Estás planeando una nueva conquista?

- Esta semana ya estoy saciada. Pero aun así tiene un aura muy bella como para estropearla.

Nítzida me miró como si acabase de empezar a chillas y a arrancarme la piel a tiras.

- Simplemente quería saber el nombre del chico al que me encuentro por todas las esquinas de la pequeña ciudad que es Dlooby centre. - comentó Ayax irritándose momentáneamente.

De pronto oyeron un grito procedente de fuera, y unos se asomaron al pasillo mientras que otros a las ventanas. Abajo les esperaba un espectáculo macabro y mórbido. El cuerpo del profesor Flecher estaba completamente descuartizado, sobre un gran charco de sangre seca. Nítzida se llevó las manos a la boca para no gritar y se dejó caer hasta el suelo, temblando de puro terror. Ayax oyó vomitar a alguien y sollozar a unas cuantas chicas, y los intentos frustrados de los chicos por calmarlas. Pero ella no podía apartar la vista, había demasiada sangre, demasiada…

- No mires. - le dijo una voz masculina en tono protector y sexi.

Ayax se dejó arrastrar al interior, pero de pronto se desmayó.

domingo, 2 de mayo de 2010

continuación 4

-Es fuerte. - comentó Carlos al acabarse el contenido.


-Justo como a mi me gusta, no esa porquería que venden en todos lados.

-¿Y tu madre te deja beber?

-¿Mi madre?

-Si, esa chica de rizos.

-¡Ah! Te refieres a María. No es mi madre, mas bien estoy a cargo de ella. Su madre murió hace quince años.

En ese momento Carlos ni siquiera se dio cuenta de lo extraño que resultaba que una chica de unos dieciséis o diecisiete años estuviera a cargo de una de mas de veinte.

-Tienes vino aquí. - dijo Áyax señalando justo de bajo del labio.

Carlos fue a limpiarse con el dorso de la mano, pero Áyax se lo impidió agarrándole de la muñeca.

-Deja que lo haga yo. - dijo con una voz que hizo que se estremeciera de pies a cabeza.

Áyax posó sus labios encima de la gota de vino y lo succionó suavemente. Carlos la miró extasiado y después la atrajo hacia si y la beso desenfrenadamente. Ella le correspondió y contraatacó ferozmente. Se tantearon el uno al otro, deslizando las manos ansiosamente por el cuerpo del otro. Cayeron encima de la cama y Carlos le quitó la camiseta Áyax y ella, por no ponerse a desatar botón a botón la camisa de él, se la arrancó, haciendo que los botones salieran volando. Con extraordinaria agilidad, Áyax cogió impulso y se puso encima de él. Le recorrió el pecho a besos, acompañados de vez en cuando por dulces mordisquitos, que se fueron haciendo mas fuertes hasta que le produjo sangre cerca del cuello, dejándole la marca.

Y las lujuria se adueñó de la habitación.









2º Mas muertes.





Carlos se levantó por la mañana con un bonito dolor de cabeza por el alcohol de la noche anterior. Alargó la mano para coger su reloj digital, pero se encontró con la nada. Abrió los ojos, sorprendido y se dio cuenta de que no estaba en su cuarto, si no en la habitación de Áyax, había pasado la noche con ella. Tanteó la cama a su alrededor, pero estaba vacía y fría, ella se había marchado hace rato. Se vistió y cuando estaba a punto de salir por la puerta entró Áyax.

-¡Venga, Carlos! ¡Que llegamos tarde!

-¿Tarde? ¿A dónde? ¿Qué…? - dijo medio dormido.

-¡Al instituto so bobo!

Bajaron corriendo las escaleras y cogieron las tostadas que María les había preparado junto con un tetrabrik de un litro de zumo para compartir.

Caminaron hasta el colegio con paso rápido y como no Áyax llevaba unas sandalias de tacón de aguja haciendo resonar sus pasos.

miércoles, 28 de abril de 2010

continuación 3

-¡Joder tía! ¡Eso a sido una autentica pasada! - le grita un chico que estaba medio borracho a Áyax.


Áyax vuelve a reírse pero se ve interrumpida cuando Davina le empieza a chillar.

-¿ESTAS LOCA? ¡NOS PODÍAMOS HABER MATADO!

-¿Pero no lo habías echo ya mas veces? - le responde Áyax maliciosamente y suelta una carcajada.

-HIJA DE…

Tuvieron sujetar a Davina entre tres personas porque se le iba a echar encima. Áyax la mira y la provoca un poco, pero después se vuelve y le se acerca a Carlos, que lo observa todo desde una distancia prudente. Se pone de puntillas para acercársele a la oreja y después le dice:

-Que, ¿He entrado en vuestro grupillo?

Se separa lo justo para que le pueda ver la cara entera y le dirige una seductora sonrisa ante la que se queda sin habla. Áyax se aleja sin despedirse siquiera y se interna en la profundidad del bosque.

Mas tarde llega una ambulancia, Davina casi no se podía sostener en pie, tenía el miedo clavado en el pecho y la caída apareció en todos sus sueños durante el mes siguiente. Esa noche la tuvo que pasar en el hospital.

Sobre las dos de la madrugada Carlos se dejó caer por la casa de Áyax. No sabía el por qué, pero estaba seguro de que esa era su casa aunque ella no le hubiera dicho nunca donde vivía. Llamó al timbre y en cuestión de segundos maría le abrió la puerta. Llevaba el camisón puesto y tenía el pelo revuelto.

-Buenas noches. Estoy buscando a Áyax, ¿cree que estará dormida?

-Nunca lo está cuando no lo tiene que estar.

Carlos frunció el ceño ante tal comentario y María le metió dentro de la casa. Le guió escaleras arriba y le señaló la puerta del final del pasillo. Después desapareció escaleras abajo y Carlos no la volvió a ver esa noche. Cruzó despacio el pasillo, procurando no hacer ruido y entró en la habitación de Áyax. Le produjo una extraña sensación el contraste que había de los colores claros que dominaban el resto de la casa a el negro, morado y fucsia que se habían adueñado del cuarto. Miró hacia la cama, estaba intacta y completamente vacía, no había nadie en la habitación. No había mucho mas aparte de un gran armario y una mesita en el centro de la habitación. La mesa era de cristal, de un estilo mas bien gótico y encima había un cáliz plateado con un liquido rojo dentro, y un colgante con una gema púrpura. Como no quería tampoco meterse en donde no le llamaban, se dio media vuelta para marcharse, y casi le da un ataque del susto. Áyax estaba justo detrás de él. Llevaba puesto un pijama de verano con un dibujo de Hello Kitty. Carlos pensó que era bastante curioso encontrarse un dibujito así en una habitación como aquella.

- Hola, Carlos.

No parecía sorprendida de que estuviera allí, quizás su madre se lo había dicho, pensó para tranquilizarse.

-Hola, Áyax.

Se quedaron un rato en silencio, Áyax parecía estar esperando algo y Carlos comenzó a sentir un cosquilleo en el estomago.

-¿Qué es ese liquido rojo de la copa? - preguntó para romper el silencio.

Áyax le miró a los ojos como juzgando si responderle o no. Al final lo hizo.

-Sangre.

Carlos la miró, escandalizado, y después volvió a mirar a la copa, ahora que lo decía… Áyax se adelantó hasta la mesa.

-¿Quieres probar? Está muy buena. - dijo ofreciéndole el cáliz.

Le volvió a mirar con su seductora sonrisa y antes de darse cuenta tenia los labios sobre el borde del cáliz. Bebió un sorbo, tenía un sabor particular, sabia como a…

-¡Es vino! - dijo Carlos aliviado y sorprendido.

Áyax no tuvo mas remedio que echarse a reír.

-¿En serio te habías creído que era sangre? Tenias que haber visto tu cara cuando estabas a punto de beber, lo que me ha costado no reírme.

Áyax le cogió el cáliz de las manos y le pegó un trago y el resto se lo bebió Carlos.

martes, 20 de abril de 2010

continuación 2

Áyax se queda pensativa durante un buen rato. Después, coge su mochila y sube escaleras arriba hasta la buhardilla, que ha convertido en su cuarto. Termina los deberes rápidamente, son bastante fáciles para ella, se lo sabe todo de memoria. Enciende el equipo de música, pone algo marchoso y sube el volumen a tope. Después coge un par de toallas y se mete directamente a la ducha. Cuando sale no puede resistir las ganas de echarse a bailar por la canción que suena. Le recuerda a unas cuantas noches locas que pasó. Y así, en camiseta de tirantes y con unos pantalones cortitos, deja que la invada la locura y se echa a baliar.
…You spin my head right round, right round.
When you go down, when you go down down...
Para cuando rompe un jarrón y se da cuenta de la hora que es. Se pone la misma camiseta negra de antes, pero sin la de debajo, dejado la espalda casi completa al aire. Como lo tiene mojado y le molesta, se recoge el pelo con una pinza. Después va al armario y se pone un pantalón vaquero negro, muy cortito con unas medias debajo, y unas sandalias de tacón de aguja. Se maquilla tirando de tonos negros, como siempre, para que destaquen sus ojos claros y después de coger las llaves sale corriendo por la puerta. Tarda mas de lo esperado en llegar.
-Bueno, qué, ¿Dónde está la chica nueva? - pregunta Davina.
-Llega tarde.
-Bueno pues vamos dentro, que ya entrará cuando llegue.
Carlos se deja arrastrar al interior del Platinum y se medio olvida de que estaba esperando a Áyax. Un cuarto de hora después Áyax entra en la discoteca y se acerca a la mesa donde esta Carlos.
-Ya pensé que no venías.
-Me gusta hacer esperar a la gente. Además, tenía que hacer algo antes.
-No hay nada mas importante que asistir a una quedada con los populares del insti monada. - comenta Davina metiéndose en la conversación.
-Bueno pero si he venido ¿no?
-Déjalo. ¿Quieres bailar?
-Por supuesto. - respondió Áyax.
-No te lo decía a ti. ¿Carlos, bailas?
-Ya sabes que sí.
Áyax les mira alejarse y después lanza a una silla su chaqueta y se dirige a la pista de baile. Mira al escenario y se queda con la boca abierta. El chico que le había pedido que se quitara las gafas esta tocando la guitarra y cantando. La verdad es que no lo hace nada mal. Se encoge de hombros y se mete de lleno a la pista.
El cantante recordó los siguientes diez minutos por el resto de su vida, porque Áyax bailaba con una locura y a la vez con una sensualidad tan irresistible que casi toda la parte masculina de la discoteca se detuvo para observarla. Áyax se acerca a Carlos y le arranca de los brazos de Davina para bailar con él. Éste no puede resistirse y cede, lo que le ocasionará mas tarde problemas con Davina. Pronto Áyax se cansa de él y se aleja a por otra conquista. Sobre la media noche el cantante perdió la cuenta de los chicos con los que había bailado.
Cuando cierran la discoteca, el grupito de los populares decide continuar con la fiesta y caminan hasta un pequeño acantilado que sobresale a las orillas de un lago. Áyax se asoma y ve el agua justo debajo de ella, casi negra en la penumbra y con la luna bellamente reflejada.
-¡Áyax! ¿Quieres que te hagamos la prueba para entrar en el grupo? - le pregunta Davina riéndose por lo bajo.
-De acuerdo, si os hace ilusión.
Davina asiente y la vuelve a llevar hasta el precipicio.
-Son quince metros de altura, como mucho. Bien, esto es lo que tienes que hacer: salta.
Áyax la mira arqueando una ceja.
-¿Eso es todo? Menuda chorrada.
Y se pone a caminar alejándose de ella.
-Gallina.
-Dime una cosa, Davina. ¿Tu también tuviste que saltar?
-Si.
-Entonces no te importará volver ha hacerlo ¿No?
-Claro que no. Mira me preparo y salto contigo, si es lo que quieres.
Áyax asiente inclinando la cabeza para que no se vea su delatadora sonrisa de diablesa y espera. Davina se quita la camiseta, los zapatos y el pantalón, quedándose en ropa interior. Eso provoca silbidos entre los chicos y algún que otro piropo.
-Yo prefiero saltar vestida si no te importa. - le dijo Áyax.
-De acuerdo. Ahora ven aquí y salta conmigo.
Áyax vuelve a sonreír para si misma y empieza a correr. Agarra a Davina de la cintura y se lanza con ella al agua. Mientras cae oye las voces de alarma y los gritos de Davina. Es evidente que no había echo eso nunca antes. Pronto el agua se cuela por su ropa, provocándole un escalofrío y tiene que luchar para salir de nuevo a flote. Después echa un vistazo alrededor y en cuanto la ve agarra a Davina del brazo para sacarla del agua. Cuando la cuadrilla llega encuentra a Davina tirada en la arena temblando de pánico y a Áyax escurriéndose el pelo, medio riendo.

lunes, 12 de abril de 2010

continuación 1

Las clases pasan aburridas y llega la hora del recreo. Ayax se tiene que levantar como una flecha para conseguir salir justo después de la chica vestida de negro. La sigue hasta el patio, sorprendiéndose ante la curiosa habilidad que tiene para escabullirse y al fin cuando se detiene a almorzar debajo de un sauce llorón, Ayax se le acerca.
-Hola, soy nueva aquí, ¿te importa si me siento contigo?
Ella la mira con incredulidad y pestañea como para asegurarse de que no esta soñando.
-¿Me puedo sentar contigo? - repite Ayax.
La chica asiente lentamente y ayax toma asiento a su lado.
-¿Cómo te llamas?
-Nítzida.
-¿En serio?
-¿Y tú como te llamas? - Pregunta, molesta.
-Ayax.
-¿En serio? - pregunta, sarcásticamente.
Ayax la mira y comienza a reírse.
-¿De que te ríes ahora?
-De nada, solo estaba pensando que encajamos muy bien. Dos chicas raras con nombres raros.
Nítzida se revuelve y dice:
-¿Y que te hace pensar que soy rara?
Ayax la miró como si le extrañara la pregunta.
-Vamos, estas aquí sola y sin amigos, a eso yo lo llamo ser rara.
-A… pensé que te referías a mi forma de pensar.
-¿Tu forma de pensar?
-Si… soy emo.
-¡Lo sabía!
-¿Y tu que tienes de rara?
Ayax sonríe misteriosamente.
-Algún día te lo contare.
-Bale, lo que tú digas. Ahora ya puedes volver con tus amiguitos y reíros de mi.
-Tú te has vuelto loca chica. Estoy aquí para conocerte e intentar ser tu amiga. Pero si no quieres, yo me voy y asunto arreglado.
Ayax se levanta y comienza a marcharse.
-¡No, espera! Siéntate por favor. Es que no estoy acostumbrada a que la gente te arrime a mi a no ser que sea para meterse conmigo.
Ayax se sienta bastante satisfecha, ha conseguido que Nítzida empiece a abrirse a ella.
-A mi me da igual si eres emo, te cortas las venas o te pones una peluca y caminas bocabajo en mitad del pasillo del insti. Quiero conocerte, sin mas, sin trucos ni nada. Esta noche me han invitado a ir a una discoteca, te vienes?
-No… no se…
-¡Anímate!
-No, hoy no puedo y te lo digo de verdad, estaba pensando en decirte que sí pero esta noche tengo una reunión con una asociación de emos. Nos reunimos todos los lunes y no quiero faltar por nada del mundo.
-Bueno, otro día será. ¿y a que hora es esa reunión?
-Sobre las ocho y terminamos a las diez o diez y media.
-Un día me gustaría ir. ¿Crees que me dejarían entrar?
-Sí, por supuesto pero avísame con un par de días de antelación.
Nítzida está sorprendida de lo increíblemente fácil que le resulta hablar con ayax, es la primera vez que se siente a gusto con otra persona. La campana replica, reclamando su presencia en clase. Recogen rápido sus cosas y corren hacia la puerta. Esta vez ayax se sienta en clase con Nítzida y esta le ayuda a ponerse al día. Cuando las clases terminan se despiden y cada una pone rumbo a su casa, que curiosamente están en dirección contraria. En mitad de su trayecto, un chico la aborda.
-Hola, perdona que te moleste pero, ¿nos conocemos de algo?
-No, creo que no. - contesta ayax con fría cortesía. - ¿Es por algo en especial o solo era para conocerme?
-E… pues… un poco de los dos. Por favor, necesito comprobar una cosa, ¿puedes quitarte las gafas un segundo?
Áyax se las quita con un movimiento rápido. Pestañas negras infinitas y unos ojos verdes enmarcados por raya y sombra negras. El chico suspira, a la vez de alivio y de decepción. Áyax se vuelve a colocar las gafas con una sonrisa malévola.
-¿Qué esperabas, unos ojos púrpuras? - suelta una carcajada y se marcha, caminando angelicalmente.
-Pues sí. - responde el chico cuando ya no puede oírle.
En cinco minutos Áyax llega por fin a su casa y tumba en el sofá, lanzando la mochila a una butaca. Pone la televisión, pero le resulta demasiado aburrida y la va a apagar cuando dan un aviso de última hora en el telediario.
-Una chica del instituto Angelis ha aparecido muerta a las afueras de Dlooby Centre. Aún se desconocen las causas de la muerte pero parece haber sido atacada brutalmente por un animal. El echo que no encaja es que parece haber sido violada. La policía está investigando y…
-¿Áyax, qué ocurre?
-Ya están aquí, María. Ahora vete y no me molestes.
-Pero…
Áyax se levanta de golpe y le lanza una mirada furiosa a una chica menuda de pelo negro y rizado, de unos veinticinco años, que retrocede asustada.
-Pero, nada. tu madre debió enseñarte a morderte la lengua. Ella si que era una buena chica, si no hubiese sufrido aquella enfermedad ahora estaría teniendo un gran futuro. Me pidió que cuidara de ti y lo voy a hacer, pero si no dejas de entrometerte en mis asuntos…
Dejó la frase en el aire, asustando a maría aún mas. Esta cogió su bolso rápidamente farfullando algo así como que se iba de compras y desapareció del vestíbulo en cuestión de segundos.

domingo, 4 de abril de 2010

mi libro


JUEGO DE SANGRE
Sandra Pereda
1. ¿Quién eres?
-¿Has visto a la chica nueva?
-¡Como para no verla! Está que te cagas.
-Hablando de la reina mora…
El grupito de los cotilleos se queda observando a una chica delgada, bastante alta y de pelo negro como el carbón que le cae en suaves ondas hasta mitad de la espalda. Va vestida con una camiseta ancha que se le resbala en un hombro, dejando a la vista el tirante de otra camiseta y con unos pantalones pitillo vaqueros. Los zapatos negros de tacón en plan merceditas, de punta redonda y un tirante sujetándolos al pie, hacen resonar sus pasos por el corredor, acaparando todas las miradas. La chica camina ajena a todo, escuchando música en su I Pod rosa metalizado. hoy va a ser un día aburrido piensa mientras se reproduce Bring me to life, su canción favorita de Evanescence. se deja llevar por las notas y se funde con la letra de la canción.

…and save me from the
nothing I became…


De pronto, colisión. Se acaba de chocar contra un chico que también caminaba despistado. Es rubio y tiene un cierto aire a deportista.
-Mira por donde vas. - le dice, molesta.
- Perdona chica, tu tampoco es que fueras muy atenta. ¿Eres la nueva no?
Ella asiente.
-¿Y tienes un nombre?
-Ayax. Y ahora apártate de mi camino.
-Caray, menudo carácter que tienes. Solo te iba a invitar a venir a dar una vuelta con mis colegas.
-Paso. - dijo, marchándose.
-¿No te gustan las discotecas, o que?
Ayax se detiene y mira hacia atrás ligeramente.
-¿Iríamos a una discoteca?
-Sí, algo así.
-He cambiado de idea, voy con vosotros.
-Bien, pues hemos quedado a las nueve en el Platinum. ¿Quieres que te pase a buscar?
-Se donde está, puedo ir sola perfectamente.
-Bueno pues te veré allí.
Ayax continua caminando sin haberse despedido siquiera. Una discoteca, eso suena bien. Quizás no me aburra, después de todo.
-¿La has invitado a venir con nosotros? ¿Estás loco Carlos? Es una novata, no puede venir con los de alta categoría, no sin haberle echo una prueba o haberla iniciado.
-Dale una oportunidad Davina, hazlo por mi.
La expresión de la chica cambia hasta convertirse en una dulce sonrisa y le dice agitando su melena rubia:
-Bueno, pero porque me lo has pedido tú.
Se dan un beso justo cuando la campana marca el inició de las clases.
Ayax entra silenciosamente y se sienta atrás del todo. Sigue escuchando música y observa desde detrás de sus gafas a todos sus compañeros. la mayoría pijos piensa con desagrado. De pronto se fija en una personita vestida de negro que está encogida en su silla. Me apuesto a que es emo. Luego lo descubriré. La clase de matemáticas empieza y un chico la observa, sin que ella se de cuenta, entre asombrado y asustado. Decide que intentará hablar con ella después y también que se quite las gafas. Para saber si realmente es ella o no. Desde hacía unas semanas que tenía un sueño que se repite continuamente y después se despertaba jadeando y con una mano puesta sobre su corazón.
Corre por la calle principal de Dlooby Centre (menudo nombre para una ciudad) junto con una chica. Pelo negro que se funde en la noche y alta y majestuosa como una gran torre. Aunque ahora está con él, siempre a sido una chica solitaria, sin necesidad de ayuda. Se vuelve de golpe y entonces ve sus ojos púrpuras reluciendo en la noche como la propia purpurina. Son bellos y a la vez aterradores, pero también están llenos de miedo.
-¡Ayúdame!
La chica le agarra la mano desesperada y…

No recuerda nada mas. Eso ya era bastante exasperante para el, pero ahora que la chica ha aparecido… siente como si el mundo se le viniese encima. Solo le queda una opción, aguardar a ver que ocurre.