martes, 20 de abril de 2010

continuación 2

Áyax se queda pensativa durante un buen rato. Después, coge su mochila y sube escaleras arriba hasta la buhardilla, que ha convertido en su cuarto. Termina los deberes rápidamente, son bastante fáciles para ella, se lo sabe todo de memoria. Enciende el equipo de música, pone algo marchoso y sube el volumen a tope. Después coge un par de toallas y se mete directamente a la ducha. Cuando sale no puede resistir las ganas de echarse a bailar por la canción que suena. Le recuerda a unas cuantas noches locas que pasó. Y así, en camiseta de tirantes y con unos pantalones cortitos, deja que la invada la locura y se echa a baliar.
…You spin my head right round, right round.
When you go down, when you go down down...
Para cuando rompe un jarrón y se da cuenta de la hora que es. Se pone la misma camiseta negra de antes, pero sin la de debajo, dejado la espalda casi completa al aire. Como lo tiene mojado y le molesta, se recoge el pelo con una pinza. Después va al armario y se pone un pantalón vaquero negro, muy cortito con unas medias debajo, y unas sandalias de tacón de aguja. Se maquilla tirando de tonos negros, como siempre, para que destaquen sus ojos claros y después de coger las llaves sale corriendo por la puerta. Tarda mas de lo esperado en llegar.
-Bueno, qué, ¿Dónde está la chica nueva? - pregunta Davina.
-Llega tarde.
-Bueno pues vamos dentro, que ya entrará cuando llegue.
Carlos se deja arrastrar al interior del Platinum y se medio olvida de que estaba esperando a Áyax. Un cuarto de hora después Áyax entra en la discoteca y se acerca a la mesa donde esta Carlos.
-Ya pensé que no venías.
-Me gusta hacer esperar a la gente. Además, tenía que hacer algo antes.
-No hay nada mas importante que asistir a una quedada con los populares del insti monada. - comenta Davina metiéndose en la conversación.
-Bueno pero si he venido ¿no?
-Déjalo. ¿Quieres bailar?
-Por supuesto. - respondió Áyax.
-No te lo decía a ti. ¿Carlos, bailas?
-Ya sabes que sí.
Áyax les mira alejarse y después lanza a una silla su chaqueta y se dirige a la pista de baile. Mira al escenario y se queda con la boca abierta. El chico que le había pedido que se quitara las gafas esta tocando la guitarra y cantando. La verdad es que no lo hace nada mal. Se encoge de hombros y se mete de lleno a la pista.
El cantante recordó los siguientes diez minutos por el resto de su vida, porque Áyax bailaba con una locura y a la vez con una sensualidad tan irresistible que casi toda la parte masculina de la discoteca se detuvo para observarla. Áyax se acerca a Carlos y le arranca de los brazos de Davina para bailar con él. Éste no puede resistirse y cede, lo que le ocasionará mas tarde problemas con Davina. Pronto Áyax se cansa de él y se aleja a por otra conquista. Sobre la media noche el cantante perdió la cuenta de los chicos con los que había bailado.
Cuando cierran la discoteca, el grupito de los populares decide continuar con la fiesta y caminan hasta un pequeño acantilado que sobresale a las orillas de un lago. Áyax se asoma y ve el agua justo debajo de ella, casi negra en la penumbra y con la luna bellamente reflejada.
-¡Áyax! ¿Quieres que te hagamos la prueba para entrar en el grupo? - le pregunta Davina riéndose por lo bajo.
-De acuerdo, si os hace ilusión.
Davina asiente y la vuelve a llevar hasta el precipicio.
-Son quince metros de altura, como mucho. Bien, esto es lo que tienes que hacer: salta.
Áyax la mira arqueando una ceja.
-¿Eso es todo? Menuda chorrada.
Y se pone a caminar alejándose de ella.
-Gallina.
-Dime una cosa, Davina. ¿Tu también tuviste que saltar?
-Si.
-Entonces no te importará volver ha hacerlo ¿No?
-Claro que no. Mira me preparo y salto contigo, si es lo que quieres.
Áyax asiente inclinando la cabeza para que no se vea su delatadora sonrisa de diablesa y espera. Davina se quita la camiseta, los zapatos y el pantalón, quedándose en ropa interior. Eso provoca silbidos entre los chicos y algún que otro piropo.
-Yo prefiero saltar vestida si no te importa. - le dijo Áyax.
-De acuerdo. Ahora ven aquí y salta conmigo.
Áyax vuelve a sonreír para si misma y empieza a correr. Agarra a Davina de la cintura y se lanza con ella al agua. Mientras cae oye las voces de alarma y los gritos de Davina. Es evidente que no había echo eso nunca antes. Pronto el agua se cuela por su ropa, provocándole un escalofrío y tiene que luchar para salir de nuevo a flote. Después echa un vistazo alrededor y en cuanto la ve agarra a Davina del brazo para sacarla del agua. Cuando la cuadrilla llega encuentra a Davina tirada en la arena temblando de pánico y a Áyax escurriéndose el pelo, medio riendo.

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