viernes, 12 de noviembre de 2010

continuación

Cuando ya estaban cerca del instituto y el zumo estaba por la mitad, los demás alumnos se les iban quedando mirando, mientras que Carlos solo tenía ojos para Áyax y ella para las tostadas, o eso parecía desde detrás de las gafas. Por lo demás ella le trató con normalidad, como si no hubiera ocurrido nada. Se entretuvieron en una librería comprando un libro y sonó la campana cuando todavía estaban a mas de cien metros de la escuela. A pesar de todo Áyax se negó a ir corriendo y llegaron un cuarto de hora tarde a clase de lengua.


- Llegan muy tarde señorita Donaire y señorito Candó.

- Lo sabemos. - dijo Áyax.

- Hemos tenido que parar a comprar un libro. - dijo Carlos.

- Bueno, da igual. Siéntense en su sitio, mas tarde hablaremos. Y señorita Donaire, tire ese zumo.

- Oh queda muy poco. ¿Nos lo podemos tomar antes de tirarlo?

- Por supuesto, pero rápido que la sintaxis no espera.

Áyax le dio un trago al zumo y el resto se lo dejó a Carlos. Oyeron murmullos de sorpresa al ver que habían venido juntos y que además compartían zumo. A Davina no le va a gustar nada pensó Áyax sonriendo para si. Se sentó al lado de Nítzida, que le había estado haciendo señas.

- Guau Áyax, has conseguido acercarte al bombón de Davina. Eres increíble.

- Hicimos algo mas que acercarnos.

- ¿CÓMOOO?

- ¡¡Chisst!!- le dijo Áyax y comenzó a narrarle casi todo lo ocurrido en la noche anterior.

Cuando acabó Nítzida tenía la boca abierta de par en par y la miraba impresionada.

- Jo…der… me muero de ganas por ver la cara que pondrá Davina cuando se entere de que le has quitado el novio.

- No le he quitado el novio. No quiero tener ninguna relación.

- Y entonces… ¿por qué lo has hecho?

- Muy sencillo, pura diversión. - dijo Áyax sonriendo.

- Pues prepárate, Davina se dará cuenta, además a Carlos se le nota el chupetón en el cuello.

- Yo no he… Ah eso… - dijo estirando el cuello para verlo mejor. - No es un chupetón, es un mordisco.

- ¿QUÉ?

- ¡¡Chisst!! - le volvió a decir Áyax encogiéndose.

- ¡Señoritas! Silencio por favor. Comprendo que no tengan el menor interés en los sintagmas, pero por favor guarden respeto hacia sus compañeros.

- Eh… Sí profesor Flecher, por supuesto. Perdónenos por la interrupción. - dijo Áyax sonriendo y llevándose una mano a la cabeza.

- Por lo menos es usted educada. me recuerda a una alumna que tuve hace unos veinticinco años. ¿Podría ser su madre?

- No, estoy en casa de unos amigos de mis padres, mi familia y yo… bueno, es la primera vez que he venido aquí en mi vida. - dijo Áyax perdiendo la sonrisa.

- Yo juraría que ya la conocía. En fin… volvamos a lo nuestro. El complemento directo de utiliza…

Treinta y cinco minutos después sonó el timbre y Ayax y Nítzida salieron rápido de clase para ir al baño a charlar. Cuando entraron había un par de chicas que las miraron con desdén y salieron apresuradamente entre cuchicheos.

- ¿Cuánto crees que tardara Davina en enterarse de lo de anoche?

- Pues yo diría que entrara por esa puerta en cinco, cuatro,…

Davina entró al baño empujando la puerta con tanta fuerza que casi la rompió al chocar contra atrás. Ayax miró a Nítzida y le dijo:

- Casi aciertas, tan solo ha habido un margen de tres segundos o así.

- ¿QUÉ COÑO TE CREES HIJA DE PUTA? - le gritó Davina.

Ayax soltó un suspiro, como dando a entender que era un caso perdido y salió del baño. Davina la siguió de cerca y una vez fuera continuó gritándole.

- ¿CREES QUE PUEDES VENIR AQUÍ Y ROBARME EL NOVIO ASÍ SIN MÁS?

- Davina, cierra la boca. Para empezar, yo no te he robado nada. Él vino voluntariamente, y mas que voluntariamente. Deberías pagarlas con el chico que te a puesto los cuernos, y no conmigo k simplemente he demostrado ser mejor que tú. Si no te gusta nada de esto, ya sabes donde esta la salida.

Hubo gente que estalló en carcajadas al ver humillada a la barbie del instituto, y otros simplemente sonrieron al ver que se había quedado sin palabras.

- Serás zorra… - susurró Davina y salió corriendo abriéndose paso a codazos.

- Al menos yo lo ago por gusto, puta. - respondió Ayax sin alterarse lo mas mínimo.

Davina se dio la vuelta y pareció que iba a añadir algo pero se lo pensó mejor y cerró la boca.

- Jake mate. - dijo Nítzida con algo parecido al orgullo pintado en su mirada.

- No, simplemente le he comido un alfil. - comentó Ayax permitiendo que un leve tonó de odio tiñera su voz.

Entraron a clase acechadas en todo momento por varios pares de ojos y en la entrada una chica de cabello castaño y ojos claros.

- ¿Podemos hablar un momento? - dijo dirigiéndose a Ayax.

- Por supuesto. Tu eres…

- Lizzy.

- Podría decirse que Davina y ellas son enemigas intimas. - susurró Nítzida.

- Entonces creo que nos llevaremos bien.

Se apartaron a una esquina alejada de la clase.

- ¿Qué tienes tú con Carlos?

Una chica directa, me gusta pensó Ayax antes de contestar.

- Ayer me acosté con él. - respondió sin mas preámbulos.

- Oh…

- Y no tengo mas con él. Davina me irritó y decidí que debía tomar un poco de su propia medicina. Carlos no es que me atraiga especialmente, estoy de acuerdo con las demas de que está bueno, pero no es mi tipo. Los mios son mas de voz suave, piel clara y algo escurridizos.

Sin darse cuenta se encontró pensando en el cantante de la noche anterior. De pronto tenia la vaga sensación de que había estado mirándola durante toda la noche. Pero, ¿Qué tenía eso de extraño? Todos se fijaban en ella al menos por un rato. Su mirada la perturbaba. Basta se dijo y volvió a la tierra, donde Lizzy estaba intentando captar su atención.

- Ayax, entonces, ¿No quieres nada con Carlos?

- ¿Por qué te interesa? En la cama es un fenómeno, pero no creo que hayas tenido tiempo de averiguar eso.

Lizzy se ruborizó considerablemente.

- No me has contestado. - dijo, eludiendo hábilmente la pregunta.

- No, no quiero nada. ¿Por qué te interesa?

- ¿Alguna vez has sentido que una persona esta hecha para estar junto a ti? ¿Que vuestras almas están predestinadas a estar juntas?

Sí, sí que había sentido eso una vez. No, para. No pienses en eso ahora se dijo.

- No, la verdad es que no creo que eso exista.

- Pues vete creyéndolo, por que tienes un buen ejemplar delante de ti.

- Me parece bien que le ames, pero sigo sin saber por qué.

En esos momentos sonó la campana y Lizzy se despidió de Ayax con una sonrisa.

- Meditaré sobre tu pregunta y algún día te contestaré.

Ayax sonrió a su vez. Y la siguió con la mirada hasta que Lizzy se situó junto a un chico que la miraba fijamente. Ya conocía esos ojos azules penetrantes. Era otra vez el dichoso cantante, que parecía tener la curiosa manía de aparecérsele una y otra vez. Ayax le mantuvo la mirada un segundo y después se retiró elegantemente, dedicándole a su vez un movimiento de pelo.

- ¿Qué te ha dicho? - le preguntó Nítzida con curiosidad.

- Esa chica está enamorada de Carlos. La verdad es que no sé qué ve en él, esta bueno y también es bueno en la cama, pero aparte de eso… se podría decir k su única neurona está de vacaciones.

- Yo tampoco lo entiendo.

Ayax miró a su alrededor, la profesora estaba tardando en llegar. Durante el siguiente cuarto de hora pilló en varias ocasiones al chico observándola.

- Ah demonios. - murmuró para si. - Nítzida, ¿tienes idea de cómo se llama el chico ese de pelo negro y ojos penetrantes?

- Se llama Alain. ¿Estás planeando una nueva conquista?

- Esta semana ya estoy saciada. Pero aun así tiene un aura muy bella como para estropearla.

Nítzida me miró como si acabase de empezar a chillas y a arrancarme la piel a tiras.

- Simplemente quería saber el nombre del chico al que me encuentro por todas las esquinas de la pequeña ciudad que es Dlooby centre. - comentó Ayax irritándose momentáneamente.

De pronto oyeron un grito procedente de fuera, y unos se asomaron al pasillo mientras que otros a las ventanas. Abajo les esperaba un espectáculo macabro y mórbido. El cuerpo del profesor Flecher estaba completamente descuartizado, sobre un gran charco de sangre seca. Nítzida se llevó las manos a la boca para no gritar y se dejó caer hasta el suelo, temblando de puro terror. Ayax oyó vomitar a alguien y sollozar a unas cuantas chicas, y los intentos frustrados de los chicos por calmarlas. Pero ella no podía apartar la vista, había demasiada sangre, demasiada…

- No mires. - le dijo una voz masculina en tono protector y sexi.

Ayax se dejó arrastrar al interior, pero de pronto se desmayó.