miércoles, 28 de abril de 2010

continuación 3

-¡Joder tía! ¡Eso a sido una autentica pasada! - le grita un chico que estaba medio borracho a Áyax.


Áyax vuelve a reírse pero se ve interrumpida cuando Davina le empieza a chillar.

-¿ESTAS LOCA? ¡NOS PODÍAMOS HABER MATADO!

-¿Pero no lo habías echo ya mas veces? - le responde Áyax maliciosamente y suelta una carcajada.

-HIJA DE…

Tuvieron sujetar a Davina entre tres personas porque se le iba a echar encima. Áyax la mira y la provoca un poco, pero después se vuelve y le se acerca a Carlos, que lo observa todo desde una distancia prudente. Se pone de puntillas para acercársele a la oreja y después le dice:

-Que, ¿He entrado en vuestro grupillo?

Se separa lo justo para que le pueda ver la cara entera y le dirige una seductora sonrisa ante la que se queda sin habla. Áyax se aleja sin despedirse siquiera y se interna en la profundidad del bosque.

Mas tarde llega una ambulancia, Davina casi no se podía sostener en pie, tenía el miedo clavado en el pecho y la caída apareció en todos sus sueños durante el mes siguiente. Esa noche la tuvo que pasar en el hospital.

Sobre las dos de la madrugada Carlos se dejó caer por la casa de Áyax. No sabía el por qué, pero estaba seguro de que esa era su casa aunque ella no le hubiera dicho nunca donde vivía. Llamó al timbre y en cuestión de segundos maría le abrió la puerta. Llevaba el camisón puesto y tenía el pelo revuelto.

-Buenas noches. Estoy buscando a Áyax, ¿cree que estará dormida?

-Nunca lo está cuando no lo tiene que estar.

Carlos frunció el ceño ante tal comentario y María le metió dentro de la casa. Le guió escaleras arriba y le señaló la puerta del final del pasillo. Después desapareció escaleras abajo y Carlos no la volvió a ver esa noche. Cruzó despacio el pasillo, procurando no hacer ruido y entró en la habitación de Áyax. Le produjo una extraña sensación el contraste que había de los colores claros que dominaban el resto de la casa a el negro, morado y fucsia que se habían adueñado del cuarto. Miró hacia la cama, estaba intacta y completamente vacía, no había nadie en la habitación. No había mucho mas aparte de un gran armario y una mesita en el centro de la habitación. La mesa era de cristal, de un estilo mas bien gótico y encima había un cáliz plateado con un liquido rojo dentro, y un colgante con una gema púrpura. Como no quería tampoco meterse en donde no le llamaban, se dio media vuelta para marcharse, y casi le da un ataque del susto. Áyax estaba justo detrás de él. Llevaba puesto un pijama de verano con un dibujo de Hello Kitty. Carlos pensó que era bastante curioso encontrarse un dibujito así en una habitación como aquella.

- Hola, Carlos.

No parecía sorprendida de que estuviera allí, quizás su madre se lo había dicho, pensó para tranquilizarse.

-Hola, Áyax.

Se quedaron un rato en silencio, Áyax parecía estar esperando algo y Carlos comenzó a sentir un cosquilleo en el estomago.

-¿Qué es ese liquido rojo de la copa? - preguntó para romper el silencio.

Áyax le miró a los ojos como juzgando si responderle o no. Al final lo hizo.

-Sangre.

Carlos la miró, escandalizado, y después volvió a mirar a la copa, ahora que lo decía… Áyax se adelantó hasta la mesa.

-¿Quieres probar? Está muy buena. - dijo ofreciéndole el cáliz.

Le volvió a mirar con su seductora sonrisa y antes de darse cuenta tenia los labios sobre el borde del cáliz. Bebió un sorbo, tenía un sabor particular, sabia como a…

-¡Es vino! - dijo Carlos aliviado y sorprendido.

Áyax no tuvo mas remedio que echarse a reír.

-¿En serio te habías creído que era sangre? Tenias que haber visto tu cara cuando estabas a punto de beber, lo que me ha costado no reírme.

Áyax le cogió el cáliz de las manos y le pegó un trago y el resto se lo bebió Carlos.

martes, 20 de abril de 2010

continuación 2

Áyax se queda pensativa durante un buen rato. Después, coge su mochila y sube escaleras arriba hasta la buhardilla, que ha convertido en su cuarto. Termina los deberes rápidamente, son bastante fáciles para ella, se lo sabe todo de memoria. Enciende el equipo de música, pone algo marchoso y sube el volumen a tope. Después coge un par de toallas y se mete directamente a la ducha. Cuando sale no puede resistir las ganas de echarse a bailar por la canción que suena. Le recuerda a unas cuantas noches locas que pasó. Y así, en camiseta de tirantes y con unos pantalones cortitos, deja que la invada la locura y se echa a baliar.
…You spin my head right round, right round.
When you go down, when you go down down...
Para cuando rompe un jarrón y se da cuenta de la hora que es. Se pone la misma camiseta negra de antes, pero sin la de debajo, dejado la espalda casi completa al aire. Como lo tiene mojado y le molesta, se recoge el pelo con una pinza. Después va al armario y se pone un pantalón vaquero negro, muy cortito con unas medias debajo, y unas sandalias de tacón de aguja. Se maquilla tirando de tonos negros, como siempre, para que destaquen sus ojos claros y después de coger las llaves sale corriendo por la puerta. Tarda mas de lo esperado en llegar.
-Bueno, qué, ¿Dónde está la chica nueva? - pregunta Davina.
-Llega tarde.
-Bueno pues vamos dentro, que ya entrará cuando llegue.
Carlos se deja arrastrar al interior del Platinum y se medio olvida de que estaba esperando a Áyax. Un cuarto de hora después Áyax entra en la discoteca y se acerca a la mesa donde esta Carlos.
-Ya pensé que no venías.
-Me gusta hacer esperar a la gente. Además, tenía que hacer algo antes.
-No hay nada mas importante que asistir a una quedada con los populares del insti monada. - comenta Davina metiéndose en la conversación.
-Bueno pero si he venido ¿no?
-Déjalo. ¿Quieres bailar?
-Por supuesto. - respondió Áyax.
-No te lo decía a ti. ¿Carlos, bailas?
-Ya sabes que sí.
Áyax les mira alejarse y después lanza a una silla su chaqueta y se dirige a la pista de baile. Mira al escenario y se queda con la boca abierta. El chico que le había pedido que se quitara las gafas esta tocando la guitarra y cantando. La verdad es que no lo hace nada mal. Se encoge de hombros y se mete de lleno a la pista.
El cantante recordó los siguientes diez minutos por el resto de su vida, porque Áyax bailaba con una locura y a la vez con una sensualidad tan irresistible que casi toda la parte masculina de la discoteca se detuvo para observarla. Áyax se acerca a Carlos y le arranca de los brazos de Davina para bailar con él. Éste no puede resistirse y cede, lo que le ocasionará mas tarde problemas con Davina. Pronto Áyax se cansa de él y se aleja a por otra conquista. Sobre la media noche el cantante perdió la cuenta de los chicos con los que había bailado.
Cuando cierran la discoteca, el grupito de los populares decide continuar con la fiesta y caminan hasta un pequeño acantilado que sobresale a las orillas de un lago. Áyax se asoma y ve el agua justo debajo de ella, casi negra en la penumbra y con la luna bellamente reflejada.
-¡Áyax! ¿Quieres que te hagamos la prueba para entrar en el grupo? - le pregunta Davina riéndose por lo bajo.
-De acuerdo, si os hace ilusión.
Davina asiente y la vuelve a llevar hasta el precipicio.
-Son quince metros de altura, como mucho. Bien, esto es lo que tienes que hacer: salta.
Áyax la mira arqueando una ceja.
-¿Eso es todo? Menuda chorrada.
Y se pone a caminar alejándose de ella.
-Gallina.
-Dime una cosa, Davina. ¿Tu también tuviste que saltar?
-Si.
-Entonces no te importará volver ha hacerlo ¿No?
-Claro que no. Mira me preparo y salto contigo, si es lo que quieres.
Áyax asiente inclinando la cabeza para que no se vea su delatadora sonrisa de diablesa y espera. Davina se quita la camiseta, los zapatos y el pantalón, quedándose en ropa interior. Eso provoca silbidos entre los chicos y algún que otro piropo.
-Yo prefiero saltar vestida si no te importa. - le dijo Áyax.
-De acuerdo. Ahora ven aquí y salta conmigo.
Áyax vuelve a sonreír para si misma y empieza a correr. Agarra a Davina de la cintura y se lanza con ella al agua. Mientras cae oye las voces de alarma y los gritos de Davina. Es evidente que no había echo eso nunca antes. Pronto el agua se cuela por su ropa, provocándole un escalofrío y tiene que luchar para salir de nuevo a flote. Después echa un vistazo alrededor y en cuanto la ve agarra a Davina del brazo para sacarla del agua. Cuando la cuadrilla llega encuentra a Davina tirada en la arena temblando de pánico y a Áyax escurriéndose el pelo, medio riendo.

lunes, 12 de abril de 2010

continuación 1

Las clases pasan aburridas y llega la hora del recreo. Ayax se tiene que levantar como una flecha para conseguir salir justo después de la chica vestida de negro. La sigue hasta el patio, sorprendiéndose ante la curiosa habilidad que tiene para escabullirse y al fin cuando se detiene a almorzar debajo de un sauce llorón, Ayax se le acerca.
-Hola, soy nueva aquí, ¿te importa si me siento contigo?
Ella la mira con incredulidad y pestañea como para asegurarse de que no esta soñando.
-¿Me puedo sentar contigo? - repite Ayax.
La chica asiente lentamente y ayax toma asiento a su lado.
-¿Cómo te llamas?
-Nítzida.
-¿En serio?
-¿Y tú como te llamas? - Pregunta, molesta.
-Ayax.
-¿En serio? - pregunta, sarcásticamente.
Ayax la mira y comienza a reírse.
-¿De que te ríes ahora?
-De nada, solo estaba pensando que encajamos muy bien. Dos chicas raras con nombres raros.
Nítzida se revuelve y dice:
-¿Y que te hace pensar que soy rara?
Ayax la miró como si le extrañara la pregunta.
-Vamos, estas aquí sola y sin amigos, a eso yo lo llamo ser rara.
-A… pensé que te referías a mi forma de pensar.
-¿Tu forma de pensar?
-Si… soy emo.
-¡Lo sabía!
-¿Y tu que tienes de rara?
Ayax sonríe misteriosamente.
-Algún día te lo contare.
-Bale, lo que tú digas. Ahora ya puedes volver con tus amiguitos y reíros de mi.
-Tú te has vuelto loca chica. Estoy aquí para conocerte e intentar ser tu amiga. Pero si no quieres, yo me voy y asunto arreglado.
Ayax se levanta y comienza a marcharse.
-¡No, espera! Siéntate por favor. Es que no estoy acostumbrada a que la gente te arrime a mi a no ser que sea para meterse conmigo.
Ayax se sienta bastante satisfecha, ha conseguido que Nítzida empiece a abrirse a ella.
-A mi me da igual si eres emo, te cortas las venas o te pones una peluca y caminas bocabajo en mitad del pasillo del insti. Quiero conocerte, sin mas, sin trucos ni nada. Esta noche me han invitado a ir a una discoteca, te vienes?
-No… no se…
-¡Anímate!
-No, hoy no puedo y te lo digo de verdad, estaba pensando en decirte que sí pero esta noche tengo una reunión con una asociación de emos. Nos reunimos todos los lunes y no quiero faltar por nada del mundo.
-Bueno, otro día será. ¿y a que hora es esa reunión?
-Sobre las ocho y terminamos a las diez o diez y media.
-Un día me gustaría ir. ¿Crees que me dejarían entrar?
-Sí, por supuesto pero avísame con un par de días de antelación.
Nítzida está sorprendida de lo increíblemente fácil que le resulta hablar con ayax, es la primera vez que se siente a gusto con otra persona. La campana replica, reclamando su presencia en clase. Recogen rápido sus cosas y corren hacia la puerta. Esta vez ayax se sienta en clase con Nítzida y esta le ayuda a ponerse al día. Cuando las clases terminan se despiden y cada una pone rumbo a su casa, que curiosamente están en dirección contraria. En mitad de su trayecto, un chico la aborda.
-Hola, perdona que te moleste pero, ¿nos conocemos de algo?
-No, creo que no. - contesta ayax con fría cortesía. - ¿Es por algo en especial o solo era para conocerme?
-E… pues… un poco de los dos. Por favor, necesito comprobar una cosa, ¿puedes quitarte las gafas un segundo?
Áyax se las quita con un movimiento rápido. Pestañas negras infinitas y unos ojos verdes enmarcados por raya y sombra negras. El chico suspira, a la vez de alivio y de decepción. Áyax se vuelve a colocar las gafas con una sonrisa malévola.
-¿Qué esperabas, unos ojos púrpuras? - suelta una carcajada y se marcha, caminando angelicalmente.
-Pues sí. - responde el chico cuando ya no puede oírle.
En cinco minutos Áyax llega por fin a su casa y tumba en el sofá, lanzando la mochila a una butaca. Pone la televisión, pero le resulta demasiado aburrida y la va a apagar cuando dan un aviso de última hora en el telediario.
-Una chica del instituto Angelis ha aparecido muerta a las afueras de Dlooby Centre. Aún se desconocen las causas de la muerte pero parece haber sido atacada brutalmente por un animal. El echo que no encaja es que parece haber sido violada. La policía está investigando y…
-¿Áyax, qué ocurre?
-Ya están aquí, María. Ahora vete y no me molestes.
-Pero…
Áyax se levanta de golpe y le lanza una mirada furiosa a una chica menuda de pelo negro y rizado, de unos veinticinco años, que retrocede asustada.
-Pero, nada. tu madre debió enseñarte a morderte la lengua. Ella si que era una buena chica, si no hubiese sufrido aquella enfermedad ahora estaría teniendo un gran futuro. Me pidió que cuidara de ti y lo voy a hacer, pero si no dejas de entrometerte en mis asuntos…
Dejó la frase en el aire, asustando a maría aún mas. Esta cogió su bolso rápidamente farfullando algo así como que se iba de compras y desapareció del vestíbulo en cuestión de segundos.

domingo, 4 de abril de 2010

mi libro


JUEGO DE SANGRE
Sandra Pereda
1. ¿Quién eres?
-¿Has visto a la chica nueva?
-¡Como para no verla! Está que te cagas.
-Hablando de la reina mora…
El grupito de los cotilleos se queda observando a una chica delgada, bastante alta y de pelo negro como el carbón que le cae en suaves ondas hasta mitad de la espalda. Va vestida con una camiseta ancha que se le resbala en un hombro, dejando a la vista el tirante de otra camiseta y con unos pantalones pitillo vaqueros. Los zapatos negros de tacón en plan merceditas, de punta redonda y un tirante sujetándolos al pie, hacen resonar sus pasos por el corredor, acaparando todas las miradas. La chica camina ajena a todo, escuchando música en su I Pod rosa metalizado. hoy va a ser un día aburrido piensa mientras se reproduce Bring me to life, su canción favorita de Evanescence. se deja llevar por las notas y se funde con la letra de la canción.

…and save me from the
nothing I became…


De pronto, colisión. Se acaba de chocar contra un chico que también caminaba despistado. Es rubio y tiene un cierto aire a deportista.
-Mira por donde vas. - le dice, molesta.
- Perdona chica, tu tampoco es que fueras muy atenta. ¿Eres la nueva no?
Ella asiente.
-¿Y tienes un nombre?
-Ayax. Y ahora apártate de mi camino.
-Caray, menudo carácter que tienes. Solo te iba a invitar a venir a dar una vuelta con mis colegas.
-Paso. - dijo, marchándose.
-¿No te gustan las discotecas, o que?
Ayax se detiene y mira hacia atrás ligeramente.
-¿Iríamos a una discoteca?
-Sí, algo así.
-He cambiado de idea, voy con vosotros.
-Bien, pues hemos quedado a las nueve en el Platinum. ¿Quieres que te pase a buscar?
-Se donde está, puedo ir sola perfectamente.
-Bueno pues te veré allí.
Ayax continua caminando sin haberse despedido siquiera. Una discoteca, eso suena bien. Quizás no me aburra, después de todo.
-¿La has invitado a venir con nosotros? ¿Estás loco Carlos? Es una novata, no puede venir con los de alta categoría, no sin haberle echo una prueba o haberla iniciado.
-Dale una oportunidad Davina, hazlo por mi.
La expresión de la chica cambia hasta convertirse en una dulce sonrisa y le dice agitando su melena rubia:
-Bueno, pero porque me lo has pedido tú.
Se dan un beso justo cuando la campana marca el inició de las clases.
Ayax entra silenciosamente y se sienta atrás del todo. Sigue escuchando música y observa desde detrás de sus gafas a todos sus compañeros. la mayoría pijos piensa con desagrado. De pronto se fija en una personita vestida de negro que está encogida en su silla. Me apuesto a que es emo. Luego lo descubriré. La clase de matemáticas empieza y un chico la observa, sin que ella se de cuenta, entre asombrado y asustado. Decide que intentará hablar con ella después y también que se quite las gafas. Para saber si realmente es ella o no. Desde hacía unas semanas que tenía un sueño que se repite continuamente y después se despertaba jadeando y con una mano puesta sobre su corazón.
Corre por la calle principal de Dlooby Centre (menudo nombre para una ciudad) junto con una chica. Pelo negro que se funde en la noche y alta y majestuosa como una gran torre. Aunque ahora está con él, siempre a sido una chica solitaria, sin necesidad de ayuda. Se vuelve de golpe y entonces ve sus ojos púrpuras reluciendo en la noche como la propia purpurina. Son bellos y a la vez aterradores, pero también están llenos de miedo.
-¡Ayúdame!
La chica le agarra la mano desesperada y…

No recuerda nada mas. Eso ya era bastante exasperante para el, pero ahora que la chica ha aparecido… siente como si el mundo se le viniese encima. Solo le queda una opción, aguardar a ver que ocurre.